El poeta tiene la necesidad de expresar el impoluto anhelo de su alma. De lo contrario experimentará la desazón que produce una verdad velada.
Una frase que no pronuncié y que naufragó en el silencio.
Un vacío en el papel y en el alma pues no me atreví a escribir.
El amargo sabor de una intención sin plasmar.
Entretejí con sueños una historia que se convirtió en realidad, porque la vida misma es un sueño.
Entonces: ¿Por qué te niegas a soñar y eludes la felicidad?
¿No ves que el futuro es bruma y el pasado ya no es?
Si miramos hacia atrás, lo que ayer amamos hoy ya no está.
Anhelando el porvenir, lo que amamos se nos va.
Aferrados al presente, pregustamos libertad.
Mira tus manos y verás, que sólo sostienen vacuidad.
Sufres porque lo que antes tenías, ya no lo tiene más. Y lo que antes tenías y hoy no lo tienes más, te resulta ahora más necesario que cuando lo poseías.
O creías poseer.
Lo que esperas con anhelo que en el futuro arribe, sólo es fantasía. Una pompa de jabón, que estallará en la nada cuando tus manos la quieran aferrar.
Dios amante y Moloch insaciable, el todopoderoso Tiempo te ofrece generoso sus ricas dádivas y, en un instante, te las arrebata sin compasión ninguna.
Por lo cual, no te aferres con porfía a lo efímero e insustancial. Sólo el necio considera que pueda existir algo imperecedero, algo que permanezca inmutable en el devenir del tiempo.
El tiempo todo te da, el tiempo todo te quita.
Las sílfides del aire me murmuran al oído.
Las ondinas del agua acarician mi alma.
Las salamandras del fuego incineran mis angustias y los duendes de la tierra alimentan mis ensueños.
¿Son desvaríos de una febril imaginación?
¿Cómo puedes saberlo si nunca guardaste silencio, si nunca callaste lo suficiente para oír sus etéreas voces?
No obsequiaste a tu cuerpo, ni a tu mente con un despreocupado reposo.
No te detuviste a contemplar con infantil asombro la chisporroteante hoguera.
No sentiste en tus pies desnudos el murmullo inaudible de la tierra.
No refrescaste tu fatiga en el agua cristalina de la fuente.
Hay dones maravillosos que no percibes, maravillas que no sientes, texturas que no palpas.
Pues la escarcha del tedio congeló tus oídos.
La dureza de tu alma insensibilizó tu cuerpo y tus sentidos.
La gélida razón congeló la llama de tu vida.
“La vida es un sueño”, dice el poeta y lo reitera el filósofo. Mas, para que haya sueños menester es que haya un soñador.
¿Y si el soñador despierta? ¿En qué nuevo mundo velará?
“Eso es sólo poesía”, dirán despectivos los pétreos materialistas.
“Solo poesía”, como si con ellos minimizaran el canto de las musas.
Sin poesía ¿Qué es el hombre y la mujer sino trozos de materia descartable?
¿Qué es la hermosura de una mujer sino poesía?
La arquetípica belleza de la mujer es poesía.
Retorna a la poesía si quieres regresar al despreocupado esplendor de la niñez.
Haz un altar a la vida y ofrenda tu necia soberbia para obtener el tesoro de la oculta serenidad.
La poesía es un don celestial que nos permite sobrellevar los rigores de una vida carente de sentido.
Escritor y periodista. Músico y artista plástico. Sensei de Ninjutsu. Director de Canon Magazine, Canon Conservatorio y Bonsai Center Argentina.